domingo, 1 de octubre de 2017

Sobreviviendo un domingo

Domingo, ultimo día del fin de semana, previo al tan odiado lunes, sin embargo, con todo lo que es un lunes, sigue siendo más difícil un domingo.
¿Qué lo hace tan tormentoso? Parte de ello radica en la pereza de empezar una nueva semana, aunque las más de las veces nunca estamos pensando en el lunes, estamos pensando en lo que nunca debemos pensar, en aquello que más daño nos hace, incluso en eso que sabemos que si lo pensamos más días a la semana, terminaríamos en el hospital mental.

En esta sociedad feliz en que vivimos, donde estar triste es un delito y no se nos está permitido alargar un desamor, porque podemos viajar la tusa, ponerle color con mándalas, ayudarle a respirar con meditaciones, distraerla con el trabajo de los sueños, iluminarla con ángeles, terapiarla con el psicólogo o si esta muy llevado el siquiatra, quemarla en el gimnasio o en su defecto en un quirófano, pero lo que nunca, nunca, nunca podemos hacer es exteriorizar nuestro descontento y por eso es que nos da tan duro los domingos, sobretodo en invierno, piensen en esto, el viernes, salimos como chupos de guardería de nuestra vida adulta y lo único que queremos es dormir; el sábado, ya con las pilas cargadas, nos queremos comer el mundo, de hecho lo hacemos, en sentido figurado y de manera literal, sea porque apliquemos eso de cheatmeal o porque nos mandemos a cualquier desprevenido a la muela; el caso es que un sábado es fácil sobrellevarlo.
Al día siguiente, cuando nos despertamos, hacemos pereza, revisamos redes, investigamos sobre aquello que hicimos el día anterior y son tipo 3pm, comienza el calvario, aquel hámster en la cabeza se monta en esa rueda y que empiece la función, si tenemos pareja, fabuloso, se somete al pendejo de turno a nuestro antojo, pero, si estamos solteros o entusados, la cosa se pone fea. En la soltería, empieza el flagelo, las mil y una teorías de por qué estamos solos, qué nos falta, qué nos sobra, sí dejó de funcionar, qué cambiar, en fin, nos damos látigo y nada parece servirnos, mejor dicho, las canciones de Adele son himnos de la alegría al lado nuestro. Ahora, en la tusa, la cosa es peor, sea una tusa de una relación larga o de una corta, indistintamente, creemos que nos vamos a morir pero sin lograrlo, nos culpamos, lo culpamos, a veces hasta hacemos el oso y los buscamos, nada peor que buscar al suscrito un domingo, pobre del ser humano que lo haga, ya que, si logra un acercamiento, eso no llega ni al miércoles; ahora, en la otra barrera, si le sacan el jopo, duele más que si hubiera pasado un martes, todo lo anterior por ser domingo. En serio, el domingo deberían las empresas de telefonía poner restricciones a los mensajes que pasan por sus antenas a ver si evitamos tanto desastre dominical.
Las cosas que pasan por nuestras cabezas un domingo son de tal magnitud que cosemos el descosido, arreglamos el dañado, reparamos lo roto, sin saber que todo eso son pañitos de agua tibia, cinta adhesiva, nada definitivo, es más, caer un domingo es echar atrás todo lo que quizá hayamos logrado y por eso el taponazo es fatal.

Todo lo anterior en el plano personal, hablemos ahora de las reuniones familiares, todas son un domingo, justamente después de almuerzo, rara vez nos podemos salvar y que Dios nos coja confesados porque en su mayoría, por ser domingo y a menos que el tipo de turno sea la encarnación de Cristo, vamos solas. En estas bellas homilías nos encontramos con el reguero de primas ennoviadas, anilladas, casadas y todas casualmente felices, eso parece que les hubieran lavado el cerebro para ser la mujer moderna perfecta, profesional, fit, exitosa, mamá y uno a duras penas volvió a ser talla 8, brilla en la oficina, pero no en el amor, mamá, ja! Pero de sus gatos, peces y en su defecto de sus zapatos; las queremos, las odiamos, pero lo que esta claro, no las soportamos. Luego de estas, están las tías, aquellas sujetas que nos recuerdan que nos va a dejar el tren, que de tanto proclamar la liberación femenina ya parecemos unas libertinas y la más queridas preguntan, ¿Para cuándo el novio? O ¿Cuándo vamos asentar cabeza? Sentar cabeza, ¿Acaso es que la tenemos desviada? Ya cansadas de explicar nuestras metas en la vida, nos rendimos y preferimos reír para no llorar. Más adelante y eso para darnos tregua, llegan los seres más hermosos, las abuelas, para ellas somos simplemente perfectas, no necesitamos nada, si estamos ennoviadas, seremos felices, si somos solteras, se sienten orgullosas, divinas las abuelas. Después de dicho respiro, como traídos de los avernos, llegan los tíos, sea políticos o consanguineos, aquellos marginales quienes cada que nos ven se preguntan si nuestra profesión sirve para algo, posterior a ello, indican los muchos negocios de éxito que hubieran emprendido con el capital que le invertimos a nuestra educación; nosotras ya soportamos que nos digan solteronas a los 25, pero que se metan con nuestra profesión, eso sí es un golpe bajo.
Así que, con este panorama, nos sentamos en una esquina, recorremos redes sociales, stalkeamos, buscamos plan de escape, menos mal por ser domingo  nos podemos ir temprano, porque de aguantar más sabrá Dios si podremos llegar al lunes.    
Ya con la radiografía del domingo claro, mis años de soltería, mi familia disfuncional, las varias tusas que he pasado, me legitiman y me hacen competente para lo siguiente. Sólo son 24 horas y si durmió hasta el medio día, no serán más de 10, respire que todo va a estar bien.

Para el primer escenario, por lo más sagrado, no le escriba, aguántese, le prometo que eso se le va a pasar el lunes, nada peor que recaer por domingorrea, piense en esto, si no le escribieron el sábado que es el día chévere, menos le van a escribir un domingo. No es cuestión de orgullo, es cuestión de dignidad, si me hace caso, el lunes se sentirá un héroe. Ahora, si es mucha a la ansiedad, Netflix no ayuda, los libros menos, ya se cansó de colorear mándalas y de tanto meditar, levita. Simple, muchos, bastantes, millones estamos en las mismas que usted, esperando un mensaje de texto, así que busque a su mejor amig@, arme plan, cualquiera, es preferible pasar ansiedad acompañado que sólo, eso sí, ojala que su compañía le ayude a defender su dignidad, sino busque otro que si lo haga.


Salga, alguien me enseñó que los domingos son días comunes y corrientes, que todo el comercio está abierto, es más sus sitios favoritos tienen planes especiales para los domingos.
Viaje, dentro o fuera de la ciudad, lejos o cerca, aproveche que esta soltero y que no tiene que contar con la aprobación de nadie para conocer esos sitios a los que quiere ir, es más, puede llenar las redes de fotos, por un lado aplicará la teoría de estar bien en tiempo récord y por otro, será alguien más interesante.
Haga deporte, vaya al gimnasio, por ahí dicen que si el tipo te dejó de hablar, haz 500 sentadillas y 1000 abdominales, no hará que regrese, pero cuando te vea, se arrepentirá de haberte dejado ir. La actividad física genera endorfinas, estás nos hace felices, además con tanto cerro de Medellín, un paisaje diferente, ver la ciudad desde puntos más altos créame que es una experiencia maravillosa.

Consientase, regalese un día de Spa, coma lo que quiera, si no tiene fondos, hágalo en casa, hoy en día hay mucho tutorial que le permite no sólo cocinar rico, sino también implementar todo tipo de mascarillas, faciales, tónicos y demás pendejadas varias, mismas que el lunes cuando vea los resultados le harán más sencillo iniciar la semana.

Haga limpieza, abra esos cajones en los cuales ni recuerda cuanta chuchería tiene, bote todo aquello que no haya utilizado en el ultimo año, bueno si le da pereza moverse de la cama, limpie su pc, celular, tablet, ipad y demás. Esto abrirá sus panoramas, cerrará puertas, quizá encuentre fotos, cartas, cosas que ni sabía que tenía y quien quita que le alegren el día.

Maratonee, aproveche el día internacional de la pereza para ver esas series que tanto ha querido adelantar, cuadricule los ojos con esos placeres culposos que no se atreve a mencionar, dese gusto pidiendo el domicilio de su comida favorita y entréguese al placer banal de ver televisión.


Finalmente, si nada de esto le sirve, escríbame y miramos a ver que hacemos, porque los llevados somos más y no nos podemos dejar morir.

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