Domingo, ultimo día del fin de
semana, previo al tan odiado lunes, sin embargo, con todo lo que es un lunes,
sigue siendo más difícil un domingo.
¿Qué lo hace tan tormentoso?
Parte de ello radica en la pereza de empezar una nueva semana, aunque las más
de las veces nunca estamos pensando en el lunes, estamos pensando en lo que
nunca debemos pensar, en aquello que más daño nos hace, incluso en eso que sabemos
que si lo pensamos más días a la semana, terminaríamos en el hospital mental.
En esta sociedad feliz en que
vivimos, donde estar triste es un delito y no se nos está permitido alargar un
desamor, porque podemos viajar la tusa, ponerle color con mándalas, ayudarle a
respirar con meditaciones, distraerla con el trabajo de los sueños, iluminarla
con ángeles, terapiarla con el psicólogo o si esta muy llevado el siquiatra, quemarla
en el gimnasio o en su defecto en un quirófano, pero lo que nunca, nunca, nunca
podemos hacer es exteriorizar nuestro descontento y por eso es que nos da tan
duro los domingos, sobretodo en invierno, piensen en esto, el viernes, salimos
como chupos de guardería de nuestra vida adulta y lo único que queremos es
dormir; el sábado, ya con las pilas cargadas, nos queremos comer el mundo, de
hecho lo hacemos, en sentido figurado y de manera literal, sea porque
apliquemos eso de cheatmeal o porque nos mandemos a cualquier desprevenido a la
muela; el caso es que un sábado es fácil sobrellevarlo.
Al día siguiente, cuando nos
despertamos, hacemos pereza, revisamos redes, investigamos sobre aquello que
hicimos el día anterior y son tipo 3pm, comienza el calvario, aquel hámster en
la cabeza se monta en esa rueda y que empiece la función, si tenemos pareja,
fabuloso, se somete al pendejo de turno a nuestro antojo, pero, si estamos
solteros o entusados, la cosa se pone fea. En la soltería, empieza el flagelo,
las mil y una teorías de por qué estamos solos, qué nos falta, qué nos sobra, sí
dejó de funcionar, qué cambiar, en fin, nos damos látigo y nada parece
servirnos, mejor dicho, las canciones de Adele son himnos de la alegría al lado
nuestro. Ahora, en la tusa, la cosa es peor, sea una tusa de una relación larga
o de una corta, indistintamente, creemos que nos vamos a morir pero sin
lograrlo, nos culpamos, lo culpamos, a veces hasta hacemos el oso y los
buscamos, nada peor que buscar al suscrito un domingo, pobre del ser humano que
lo haga, ya que, si logra un acercamiento, eso no llega ni al miércoles; ahora,
en la otra barrera, si le sacan el jopo, duele más que si hubiera pasado un
martes, todo lo anterior por ser domingo. En serio, el domingo deberían las
empresas de telefonía poner restricciones a los mensajes que pasan por sus
antenas a ver si evitamos tanto desastre dominical.
Las cosas que pasan por nuestras
cabezas un domingo son de tal magnitud que cosemos el descosido, arreglamos el
dañado, reparamos lo roto, sin saber que todo eso son pañitos de agua tibia,
cinta adhesiva, nada definitivo, es más, caer un domingo es echar atrás todo lo
que quizá hayamos logrado y por eso el taponazo es fatal.
Todo lo anterior en el plano
personal, hablemos ahora de las reuniones familiares, todas son un domingo,
justamente después de almuerzo, rara vez nos podemos salvar y que Dios nos coja
confesados porque en su mayoría, por ser domingo y a menos que el tipo de turno
sea la encarnación de Cristo, vamos solas. En estas bellas homilías nos
encontramos con el reguero de primas ennoviadas, anilladas, casadas y todas
casualmente felices, eso parece que les hubieran lavado el cerebro para ser la
mujer moderna perfecta, profesional, fit, exitosa, mamá y uno a duras penas
volvió a ser talla 8, brilla en la oficina, pero no en el amor, mamá, ja! Pero
de sus gatos, peces y en su defecto de sus zapatos; las queremos, las odiamos,
pero lo que esta claro, no las soportamos. Luego de estas, están las tías,
aquellas sujetas que nos recuerdan que nos va a dejar el tren, que de tanto
proclamar la liberación femenina ya parecemos unas libertinas y la más queridas
preguntan, ¿Para cuándo el novio? O ¿Cuándo vamos asentar cabeza? Sentar
cabeza, ¿Acaso es que la tenemos desviada? Ya cansadas de explicar nuestras
metas en la vida, nos rendimos y preferimos reír para no llorar. Más adelante y
eso para darnos tregua, llegan los seres más hermosos, las abuelas, para ellas
somos simplemente perfectas, no necesitamos nada, si estamos ennoviadas,
seremos felices, si somos solteras, se sienten orgullosas, divinas las abuelas.
Después de dicho respiro, como traídos de los avernos, llegan los tíos, sea
políticos o consanguineos, aquellos marginales quienes cada que nos ven se
preguntan si nuestra profesión sirve para algo, posterior a ello, indican los
muchos negocios de éxito que hubieran emprendido con el capital que le
invertimos a nuestra educación; nosotras ya soportamos que nos digan solteronas
a los 25, pero que se metan con nuestra profesión, eso sí es un golpe bajo.
Así que, con este panorama, nos
sentamos en una esquina, recorremos redes sociales, stalkeamos, buscamos plan
de escape, menos mal por ser domingo nos
podemos ir temprano, porque de aguantar más sabrá Dios si podremos llegar al
lunes.
Ya con la radiografía del domingo
claro, mis años de soltería, mi familia disfuncional, las varias tusas que he
pasado, me legitiman y me hacen competente para lo siguiente. Sólo son 24 horas
y si durmió hasta el medio día, no serán más de 10, respire que todo va a estar
bien.

Salga, alguien me enseñó que los
domingos son días comunes y corrientes, que todo el comercio está abierto, es
más sus sitios favoritos tienen planes especiales para los domingos.
Viaje, dentro o fuera de la
ciudad, lejos o cerca, aproveche que esta soltero y que no tiene que contar con
la aprobación de nadie para conocer esos sitios a los que quiere ir, es más,
puede llenar las redes de fotos, por un lado aplicará la teoría de estar bien
en tiempo récord y por otro, será alguien más interesante.
Haga deporte, vaya al gimnasio, por ahí dicen que si el tipo te dejó de hablar, haz 500 sentadillas y 1000 abdominales, no hará que regrese, pero cuando te vea, se arrepentirá de haberte dejado ir. La actividad física genera endorfinas, estás nos hace felices, además con tanto cerro de Medellín, un paisaje diferente, ver la ciudad desde puntos más altos créame que es una experiencia maravillosa.

Haga limpieza, abra esos cajones
en los cuales ni recuerda cuanta chuchería tiene, bote todo aquello que no haya
utilizado en el ultimo año, bueno si le da pereza moverse de la cama, limpie su
pc, celular, tablet, ipad y demás. Esto abrirá sus panoramas, cerrará puertas,
quizá encuentre fotos, cartas, cosas que ni sabía que tenía y quien quita que
le alegren el día.
Maratonee, aproveche el día
internacional de la pereza para ver esas series que tanto ha querido adelantar,
cuadricule los ojos con esos placeres culposos que no se atreve a mencionar,
dese gusto pidiendo el domicilio de su comida favorita y entréguese al placer
banal de ver televisión.
Finalmente, si nada de esto le
sirve, escríbame y miramos a ver que hacemos, porque los llevados somos más y
no nos podemos dejar morir.
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