lunes, 6 de agosto de 2018

Monedita de oro

Soundtrack: Algo muy yo, la presentación de Martin Garrix en el pasado Tomorrowland. 


En un mundo tan cambiante ser la monedita de oro sería lo ideal, así constantemente le agradaríamos a todos, todo el tiempo. Sin embargo, al igual que en la naturaleza existen miles de minerales los cuales para poder ser lo que son necesitan millones de años para formarse, corregirse, perfeccionarse y finalmente salir de la oscuridad de la madre tierra al mundo exterior para inundarlo con su luz.
Personalmente, estoy en ese proceso, sin ser una niña, tampoco una anciana, tengo el tiempo para ser mejor, sí, no obstante a veces el hecho de tener tiempo significa que experiencia no tienes, por ende, te equivocas más, cosa que duele más, aunque para llegar a ser un diamante, este tuvo que ser un carbón sometido a una presión inigualable.
Así que, estoy joven, tengo tiempo, el mundo por delante y a veces no sé que hacer con él, me miro a mi misma, lo lejos que he llegado, los obstáculos que he sorteado, las lagrimas derramadas, los meses en terapia de todo tipo. Hoy a mis 26 apenas siento que me estoy redefiniendo.

Esta nueva definición de la cual fui consciente comenzando este 2018 es una que dejó atrás todas las características fundadas por mi familia, estas que creí tener, pero no iban con lo que yo quiero ser, también abandoné esa necesidad de hacer, hacer y hacer, es demasiado trabajo, reconocí que hay situaciones donde no tengo idea, una de ellas es las relaciones amorosas, me siento en pañales porque es más lo que la embarro a los momentos de triunfo, de verdad, me parece increíble que laboralmente problemas de miles de millones no me abrumen como lo hace la vida en relación. Me abruma en el sentido que siendo una romántica empedernida percibo que el mundo tiene más personas de piedra que de carne y hueso, me he topado con personas rodeadas de un muro tal alto, tan fuerte y tan impenetrable que difícilmente se cuela por sus grietas la luz que llevan dentro y eso de derribar muros cansa y mucho, sobre todo cuando lo intenta hacer alguien como yo que recién esta aprendiendo, por ello con cada embarrada, de 3 ladrillos tumbados son reemplazados por 5 más.
Logro ver que son personas de piedra porque alguna vez también lo fui, por muchos años sólo me importó mi brillo profesional, pero en lo personal nunca me permití conectar, sin embargo, aquí estoy tratando de manejar un equilibrio, esto lo comencé cuando me dijeron “El amor que das es tuyo, nadie puede quitártelo, si no lo quieren lo vuelves a guardar” Esa frase se convirtió en uno de mis pilares, porque pensaba que cada persona con la que estaba se llevaba un pedazo mío y que si seguía así no me quedaría nada. Que ingenua era, he descubierto que entre más doy, más tengo, más feliz soy y más tranquila me siento. Así que, en las relaciones se que me siento bien dando, así cursi, romántica, dando caries, diabetes. 
Me siento bien porque al final cuando todo se acaba estoy tranquila ya que lo di todo, no me queda nada, si no fue, no estaba destinado a ser, pero sí fue es porque la energía está ahí y en cualquier momento volverá a suceder.

Ser monedita de oro para agradarle a todo el mundo, no soy, nunca lo seré; soy una persona muy diferente a la que inicio sus 20, definitivamente, sin embargo, toda la madurez obtenida en el plano profesional ahora la quiero aprender en el plano relacional, no solo por crecer, quizá algún día seré un gran diamante, sino que quiero dejar de ser solo esa “espectacular persona” también quiero ser una novia espectacular, porque alguien una vez me dijo que me faltaba mucho, palabras que me dolieron, al inicio me aporrearon el ego, pero analizándolas a fondo, me llevaron a ver que crecer como persona es fácil, al fin y al cabo lo hacemos por nosotros solitos, con nuestros demonios, nuestros miedos y nuestras cargas pasadas, pero en el plano de las relaciones amorosas obligatoriamente necesitamos a otro, uno que nos haga espejo, que nos confronte, pero que lo haga desde el amor, desde la compasión, el respeto, la tolerancia y la paciencia porque sólo desde allí es que crecemos y somos mejores cada día.

No soy monedita de oro, tampoco quiero serlo, quiero verme en el espejo día a día, sentirme orgullosa de ese reflejo, porque es ver día a día mi crecimiento, siendo humana, mejorando al punto que un día al salir al mundo a brillar como un diamante. Por ello, a las personas que me quieran y me estén acompañando en este viaje GRACIAS, no tengo como pagarles la valentía, ellos saben que no es fácil, pero si divertido y con mucho amor.