domingo, 21 de agosto de 2016

Esto no es una tuza (Parte 2)



Hace un tiempo publiqué una entrada llamada: “Esto no es una tuza”, la cual iba dirigida a mi mejor amiga, mi hermana, mi Onefriend, quien estaba próxima a cumplir un sueño, irse del país. 
Pese a que hice de todo para que se sintiera apoyada, acompañada y fui su porrista de cabecera durante todo el proceso, sólo hasta el día de hoy sentí que su ausencia era en serio y en palabras prestadas, me sentiría abandonada. 


Muchas veces nos vemos obligados a decir hasta luego, adiós, te veré pronto, unas por voluntad propia, otras forzosamente y las más de veces, en contra de nuestra voluntad, debemos sacar fuerzas, alegría y palabras de aliento para ver volar a las personas que más queremos. No es algo sencillo dejar ir a una persona que quieres con toda tu alma, que sabes a ciencia a cierta la falta que te hará y en mi caso, incluso que vives con ella, sin embargo, la vida se trata de dejar ir, dejar llegar, desapegarse, soltar, entender que la libertad no es negociable y que la mejor manera de tener alguien a tu lado es porque quiera estarlo, sin presión, sin obligación, en la pura expresión del libre albedrio. 


Por eso el día de hoy en medio de mis sentimientos encontrados, de obligarme a escribir porque es la única manera que encuentro de entenderme, de expresarme y de sanarme, abro mi corazón, mi alma y mis sentimientos, diciendo que no está mal extrañar, sentirse solo, sentir que no habrá nadie como la persona que se fue, es normal sentir que un pedacito de uno se fue con ese alguien, pero, lo que sí está mal es quedarse ahí, hay que entender que lo bueno de tocar fondo es que tienes el impulso para subir, más rápido, más fuerte, con más ganas y con más luz. 


Así que, repetiré una vez más, un pedazo de mí se fue contigo, sin embargo, en un tiempo, estaremos hablando de todo aquello que hemos vivido la una sin la otra, reiremos hasta quedarnos sin aliento, volveremos hacer las mismas locuras, haremos temblar el mundo, generaremos rabia, envidia, piquiña, porque juntas somos la combinación perfecta y sólo nos entiende quien realmente nos deja ser.


Tú tienes la obligación de vivir, de reír, de ser feliz, yo siempre estaré para ti por Facebook, por WhatsApp, Snapchat, Skype, lo que sea, somos mucho más que presencia permanente, somos las mejores amigas del mundo mundial, con los años somos más fuertes, más humanas, más felices y sobre todo más amigas. 


En definitiva, cuando entendemos que luchar contra el destino es perder el tiempo, es cuando vivir se vuelve más sencillo, por eso, sé que estaré bien, que esto es parte de vivir, que no es una tuza, es un aprendizaje, un camino que me hará más fuerte y que al llegar a la meta ambas diremos, lo logramos, porque sabemos que nuestra amistad es de hierro forjado por la vida, los amores, los dolores, las lágrimas y todos aquellos momentos que hemos vivido han valido la pena.

 
Yo estaré bien, llorare, te extrañaré, pero aquí estaré para en un tiempo decirte: “Bienvenida a nuestro hogar”


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