
Pese a que hice de todo para que se sintiera apoyada,
acompañada y fui su porrista de cabecera durante todo el proceso, sólo hasta el
día de hoy sentí que su ausencia era en serio y en palabras prestadas, me
sentiría abandonada.
Muchas veces nos vemos obligados a decir hasta luego, adiós,
te veré pronto, unas por voluntad propia, otras forzosamente y las más de
veces, en contra de nuestra voluntad, debemos sacar fuerzas, alegría y palabras
de aliento para ver volar a las personas que más queremos. No es algo sencillo
dejar ir a una persona que quieres con toda tu alma, que sabes a ciencia a
cierta la falta que te hará y en mi caso, incluso que vives con ella, sin
embargo, la vida se trata de dejar ir, dejar llegar, desapegarse, soltar, entender
que la libertad no es negociable y que la mejor manera de tener alguien a tu
lado es porque quiera estarlo, sin presión, sin obligación, en la pura
expresión del libre albedrio.
Por eso el día de hoy en medio de mis sentimientos encontrados,
de obligarme a escribir porque es la única manera que encuentro de entenderme,
de expresarme y de sanarme, abro mi corazón, mi alma y mis sentimientos, diciendo
que no está mal extrañar, sentirse solo, sentir que no habrá nadie como la
persona que se fue, es normal sentir que un pedacito de uno se fue con ese
alguien, pero, lo que sí está mal es quedarse ahí, hay que entender que lo
bueno de tocar fondo es que tienes el impulso para subir, más rápido, más
fuerte, con más ganas y con más luz.
Así que, repetiré una vez más, un pedazo de mí se fue
contigo, sin embargo, en un tiempo, estaremos hablando de todo aquello que
hemos vivido la una sin la otra, reiremos hasta quedarnos sin aliento,
volveremos hacer las mismas locuras, haremos temblar el mundo, generaremos
rabia, envidia, piquiña, porque juntas somos la combinación perfecta y sólo nos
entiende quien realmente nos deja ser.
Tú tienes la obligación de vivir, de reír, de ser feliz, yo siempre
estaré para ti por Facebook, por WhatsApp, Snapchat, Skype, lo que sea, somos
mucho más que presencia permanente, somos las mejores amigas del mundo mundial,
con los años somos más fuertes, más humanas, más felices y sobre todo más
amigas.
En definitiva, cuando entendemos que luchar contra el
destino es perder el tiempo, es cuando vivir se vuelve más sencillo, por eso,
sé que estaré bien, que esto es parte de vivir, que no es una tuza, es un
aprendizaje, un camino que me hará más fuerte y que al llegar a la meta ambas
diremos, lo logramos, porque sabemos que nuestra amistad es de hierro forjado
por la vida, los amores, los dolores, las lágrimas y todos aquellos momentos que
hemos vivido han valido la pena.
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