miércoles, 11 de mayo de 2016

El sindrome de la Sirenita

La Sirenita, el cuento adaptado por Disney, en donde la princesa del océano renuncia a su vida marina, a su familia, a su cola y a su voz, por conquistar al Príncipe. Tan parecido a nuestra realidad, sin embargo, lo que la Sirenita no sabía era que para conquistar a Eric necesitaría algo más que belleza.
El síndrome de la Sirenita lo considero como aquel pensamiento femenino, en el cual se tiene la certeza que para conquistar sólo se requiere un par de piernas, error, tal como le sucedió a Ariel, hay que tener algo más que belleza, por ejemplo, algo que decir. Como sucedió en el cuento, Ariel logró llamar la atención de Eric, la llevo a vivir a palacio, pero de amor, nada; todos sabemos que ella en la cabeza tenía algo más que cabello, no obstante, al no darlo a conocer, lo único que veía el Príncipe era un recipiente vacío. Aclaro, este síndrome no ha sido objeto de estudio de ninguna universidad famosa, sólo es una ocurrencia de mi cabeza.


A pesar de lo antiguo que es el cuento, las películas y hasta la serie, el día de hoy pareciera que el enfoque de nosotras estuviera igual, la belleza, el físico y llamar la atención por el empaque. Grave la cosa, porque con una cabeza llena de humo no se nutren conversaciones, ni se crean momentos y menos se interesan personas; eso quedo claro en la película, porque en el momento que Ariel recobro su voz y hablo con el Príncipe, la historia de amor, nació.
Entonces, nosotras debemos hacer lo mismo, sí, ir al gimnasio es lo máximo, para la salud, la belleza y hasta para alimentar el ojo; vivir en la peluquería relaja y favorece nuestro círculo social; comprar ropa, zapatos, accesorios y demás, mueve la economía. Pero no se debe quedar ahí, si ya logramos ser buenas en nuestro trabajo, hablamos varios idiomas, estudiamos algún posgrado, incluso hemos salido del país, hay que hacer gala de ello y si el galán de turno se siente intimidado, ese no es, además, quien quita que el amor de la vida este en una librería.

Ahora, tampoco es que este diciendo que nos debemos volver unas come libros, letradas y súper estudiadas, no, las bobadas o los chistes sin sentido también hacen interesante a una persona, aunque, una broma con un buen vocabulario o un juego de palabras, seguro suma más puntos. En consecuencia, si por el empaque llamamos la atención, que sea el contenido quien determine lo que realmente somos. 


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